Nota de la Cineasta

Chelo Alvarez-Stehle
Productora / Realizadora / Guionista

ARENAS DE SILENCIO: Olas de Valor

Mi compromiso con la denuncia de la explotación sexual empezó en 1997 en el remoto Nepal occidental, cuando como periodista conocí a niñas que habían sido vendidas a los templos hindúes como vestales de las Diosas o bien traficadas de aldeas remotas a burdeles en las grandes ciudades indias como Mumbai o Calcuta.

Inspirada por esta experiencia, seguí escribiendo sobre la explotación sexual en distintos rincones del mundo, desde el abuso sexual al que la mayoría de los niños aborígenes australianos de la llamada «Generación Robada» fueron expuestos tras ser brutalmente separados de sus familias bajo la política de asimilación del país, a la violación en masa durante la limpieza étnica de 1990 en Bután. Fue en el 2002, cuando Canal+ España llevó uno de mis artículos sobre tráfico sexual infantil en el Himalaya a la gran pantalla en la película documental «Niñas de Hojalata», en la que trabajé. Ahí es cuando nació mi pasión por el género documental.

Estas experiencias me llevaron a hacer el corto documental Sold in America (Vendidas en USA: un cuento de esclavitud moderna), denunciando el tráfico sexual a través de tres mujeres vendidas a temprana edad.

Sands of Silence: Waves of Courage (Arenas de Silencio: Olas de Valor) es mi primer largometraje documental, y rompe con el formato periodístico de Sold in America. El proceso de producción de Sands of Silence me hizo dar un giro de 180 grados a la cámara e iniciar un viaje interior. Al contar la historia de dos mujeres traficadas, una en Nepal y otra en México, vi un pequeño reflejo de mi propia historia, por muy ínfimo que me pareciera, en la de ellas, y me sentí empujada a confrontar fantasmas del pasado que había tratado de mantener ocultos.

En esta película, mi historia crea un vínculo entre los horrores de la explotación para el comercio sexual y el sutil, pero endémico, problema de abuso sexual que nuestra sociedad condona tácitamente.

Uno de los rasgos temáticos del film es la necesidad de rasgar la densa capa de silencio que asfixia todas las caras del espectro de violencia sexual, desde incesto a abuso del clero, violación, y trata. Mi objetivo es traer el tema de la violencia sexual a casa. No basta con sensibilizarnos sobre la trata o el feminicidio que están en el extremo del espectro. Resulta mucho más fácil que los medios se hagan eco del tráfico sexual que del abuso sexual. ¿Por qué? Porque hemos normalizado el abuso sexual. Lo hemos aceptado como inevitable. Y es mucho más difícil romper nuestro propio silencio sobre el abuso que ocurre en nuestras familias, en nuestros colegios, en nuestras iglesias y templos.

El denominador común de todos las caras de la agresión sexual es el silencio. Un silencio profundo que impera y ha imperado desde siglos en el seno de las familias. El apoyo y comprensión de la familia es el primer paso para animar a las víctimas a revelar su experiencia. Al entretejer mi propia historia y la de mi familia con la de Virginia Isaias y la de su familia, más allá del grado de la violencia física, la película subraya ese primer paso esencial. Aunque nuestras familias proceden de culturas totalmente distintas, una dinámica familiar muy similar se produce cuando Virginia o yo misma tratamos de romper el silencio sobre el abuso sexual. Esto hace eco en el público de una manera muy íntima, inspirándoles a atreverse a rasgar su propio silencio y a pasar a la acción.

Jack Lerner, miembro del Consejo de Administración de la International Documentary Association, y profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de California en Irvine, y que supervisó los aspectos de uso justo del material gráfico de la película a través de la UCI Intellectual Property, Arts, and Technology Clinic que dirige, dijo:

“Esta película es parte de un nuevo movimiento de cine independiente que revela importantes verdades sobre los terribles secretos que nuestra sociedad mantiene y el precio que pagamos por ello.  A través de las desgarradoras historias que Chelo Alvarez-Stehle muestra en su película, nos demuestra que el abuso sexual y el tráfico sexual no son más que puntos en un continuo, haciendo una importante aportación al diálogo sobre la agresión sexual y la cultura de las violaciones.»

Espero que esta película aporte luz a este capítulo tan oscuro de la humanidad.

Chelo Alvarez-Stehle